Aunque las lavadoras y secadoras modernas funcionan de forma bastante intuitiva, y a pesar de que las etiquetas cosidas en el interior de las prendas dan al consumidor toda la información que necesita, lamentablemente lavar ciertas prendas no es tan sencillo como crees.

Lavar la ropa es una operación que requiere mucho cuidado y atención, porque el más mínimo error podría comprometer inexorablemente la calidad y la facilidad de uso de jeans, suéteres, abrigos y vestidos.

Y eso es lo que lamentablemente sucede con bastante frecuencia. No es raro notar que ese suéter comprado a precio completo se ha afieltrado repentinamente y demasiado pronto, al igual que puede suceder que el encantador vestidito que guardábamos para las ocasiones importantes se haya encogido repentinamente.

Aunque en un principio se tiende a echar la culpa al fabricante y a la supuesta mala calidad del tejido, lo cierto es que la responsabilidad es casi segura de quien ha hecho la colada.

Incluso cuando todo parece perdido, afortunadamente es posible poner en marcha algunos pequeños trucos destinados a dar vida a una prenda que ahora parecería destinada a acabar en la basura.

Cómo recuperar suéteres de fieltro y más: todos los consejos

Cómo recuperar suéteres de fieltro y más: todos los consejos

Así que vamos a descubrir cómo recuperar un jersey, un chándal, un pijama o cualquier otra cosa que haya perdido su suavidad natural o que se haya encogido de repente.

1. Devuelve forma y suavidad a las cabezas afieltradas con champú para bebés

Esta operación no requiere el uso de productos inusuales e inalcanzables. Será necesario tener a mano algún sencillo champú de bebé para darle otra oportunidad a una prenda que creíamos que ya no podíamos llevar.

El motivo es obvio: se sabe que el champú para los más pequeños es delicado, pero lo que pocos saben es que es capaz de penetrar en el interior de las fibras de los tejidos para suavizarlos y relajarlos. Que es básicamente lo que realmente necesitamos ahora mismo, evitar tener que regalar ropa que preferiríamos seguir explotando.

Método

Cuando consigamos un bote de champú, mejor si es de buena calidad y no precisamente del supermercado, necesitaremos dos toallas grandes : tendremos que extenderlas sobre una superficie lisa, como una mesa o una encimera de trabajo, la de encima el otro.

En este punto, lo único que tenemos que hacer es llenar un recipiente con agua tibia, que debe ser lo suficientemente grande para contener el elemento que pretendemos restaurar, y luego verter en su interior un tapón lleno de champú para bebés.

El jersey, vestido, mono o pijama a tratar debe dejarse en remojo el mayor tiempo posible, al menos hasta que el agua del interior de la palangana se haya enfriado.

De esta forma daremos tiempo al champú para que actúe y penetre en las fibras, para que las relaje y permita que la prenda recupere su tamaño original.

Transcurrido el tiempo necesario, ya podremos sacar la prenda del lavabo y enjuagarla: solo tendremos que estrujarla suavemente, sin entusiasmo, para evitar que las fibras se vuelvan a retirar.

Solo cuando hayamos eliminado la mayor parte del exceso de agua podremos pasarla a la toalla que habremos extendido previamente sobre una superficie plana.

Dónde encontrar un champú suave

2. Extiende dos toallas y deja que la magia funcione

Llegados a este punto, solo nos queda extenderla bien y con cuidado, cuidando de enrollar la primera toalla alrededor. El siguiente paso requiere planchar la prenda para que la esponja toalla absorba por completo, o casi por completo, el exceso de agua.

Una vez finalizada esta operación podemos desenrollar la toalla o retirarla por completo, dejando la camiseta, o lo que sea, sobre la segunda toalla. Una vez más tendremos que estirar la prenda, alisarla y estirarla con extrema delicadeza en un intento de devolverla a su tamaño original.

En esta etapa casi hemos completado nuestro proceso de regeneración de una prenda afieltrada o encogida.

Solo tenemos que dejarlo secar al natural, sin aprovechar fuentes de calor artificial, cuidando de disponerlo bien sobre una percha o dejarlo al aire libre perfectamente extendido sobre una superficie.

Cuando esté seco podremos tomar nota de que por fin la magia se ha cumplido.

Una prenda que parecía haber encogido irremediablemente estará lista para ser usada de nuevo, como si nada hubiera pasado, mientras que ese hermoso suéter afieltrado habrá recuperado una vez más la belleza que solo posee un tejido precioso como la lana.

Cómo evitar que las prendas encojan o se afieltren

Cómo evitar que las prendas encojan o se afieltren

Aunque también es posible recuperar prendas que ahora parecían irremediablemente comprometidas, es obvio que sería mejor evitar por completo que la ropa encogiera y afieltrara.

No es sencillo pero tampoco imposible, si tenemos en cuenta que para conseguir el objetivo basta con seguir al pie de la letra todos los procedimientos recomendados por las etiquetas colocadas en el interior de las propias prendas.

No hace falta lavar un jersey a 60° si la etiqueta recomienda hacerlo a 30°, al igual que sería una tontería arriesgarse y poner en marcha el ciclo de centrifugado para una prenda delicada solo porque no quieres escurrirla manualmente.

Hay que prestar aún más atención a las etiquetas en las que se lee la palabra ” lavar en seco “: las tintorerías cuestan mucho y mucho, es cierto, pero perder la oportunidad de llevar una prenda solo por ahorrar unos euros, en el absurdo. Sin embargo, creer que un lavado delicado puede ser adecuado sería un gran error.

Hay otra cosa a tener en cuenta al prepararse para lavar la ropa.

No utilizar el suavizante (preferir los naturales) equivale a no utilizar el acondicionador en cabellos rizados o encrespados: el resultado sería desastroso y acabaríamos con una auténtica maraña de pelo inmanejable en la cabeza.

Lo mismo ocurre con las fibras, que necesitan estirarse con la mayor frecuencia posible para que la prenda nunca pierda su forma, la suavidad que la distingue y el brillo de su tejido.