Existen numerosas variantes para elaborar un queso fresco casero, se trata de productos con alto poder nutritivo y extrema digestibilidad, especialmente indicados para aperitivos, meriendas o como platos acompañados de verduras al vapor o crudas.

Gracias a su consistencia blanda y sabor no demasiado fuerte, estos alimentos son muy populares entre los niños, incluso antes de la dentición completa; El hecho de poder producirlos en un ambiente doméstico permite utilizar materias primas de excelente calidad y obtener diferentes variantes dependiendo de la adición de algunos componentes; por lo tanto, se pueden crear muchas alternativas a partir de una receta básica.

1. Queso fresco sin cuajo

En esta receta se sustituye el cuajo por leche entera fresca a la que se le añade jugo de limón y sal; Se obtiene un producto muy parecido a la ricota, con un sabor similar al de la primosale.
Ingredientes:
– un litro de leche entera fresca;
– un limón exprimido;
– media cucharada de sal fina.

Preparación
Llevar la leche a ebullición y cuando alcance este punto, añadir sal y zumo de limón, removiendo continuamente durante cinco minutos con una cuchara de madera. Después de apagar el fuego, es fundamental dejar reposar la mezcla durante al menos diez minutos.

En este punto notarás la formación de unos grumos que se separan del suero, que es la parte líquida del compuesto. Pasados ​​los diez minutos, procedemos a separar el suero y dejar reposar los grumos en el colador o colador con agujeros muy pequeños.

Después de aproximadamente media hora, la parte sólida del queso se ha compactado y se puede colocar en un molde para colocarlo en un ambiente refrigerado.
Para conservar el producto, es necesario envolverlo en papel de horno y ponerlo bajo el chorro de agua, para eliminar los residuos de suero.

El queso no contiene conservantes y debe consumirse en un plazo máximo de cuatro días. Para que quede más seco, es necesario espolvorearlo con sal fina y dejarlo reposar en un plano inclinado para que elimine el exceso de agua.
Este producto se puede enriquecer con perejil, una cucharada de guindilla o cualquier otra especia de tu agrado.

2. Primoventa nacional con cuajo

Este queso tiene aspecto, textura y sabor muy similares a los del primosale, aunque su textura es ligeramente más granulosa.

Ingredientes:
– 4 litros de leche entera;
– 100 gramos de yogur integral natural;
– 3,5 gramos de cuajo líquido;
– 70 gramos de sal.

Preparación
Después de haber vertido la leche en una olla muy grande, se lleva gradualmente a una temperatura de 40 grados: no es necesario que llegue a ebullición, de lo contrario la preparación no se llevará a cabo; por lo tanto es necesario que la leche se caliente a fuego medio.

Después de apagar el fuego, se agrega el yogur y se revuelve con unas varillas para obtener una mezcla perfectamente homogénea, se agrega también la sal; después de que la mezcla se haya enfriado, se vierte el cuajo y se deja reposar durante al menos una hora. En este punto, el queso está casi completamente congelado y se pueden hacer incisiones profundas tanto horizontales como verticales, dejándolo reposar durante 15 minutos más.

Procede a continuar cortando la mezcla y luego déjala reposar, hasta llegar al punto en que el queso haya eliminado la mayor parte del suero, quedando solo la parte cremosa.
Llenar recipientes picados como [easyazon_linkidentificador = ”B00T4HO0LU” locale = ”IT” nw = ”y” tag = ”kairos8806-21 ″] fuscelle [/ easyazon_link] y presionar el compuesto elimina por completo todo el suero restante. Después de esperar 15 minutos, se voltea los moldes y se deja reposar el producto así obtenido en un plato, repitiendo la operación varias veces para que el queso coagule por completo.

El primosale así obtenido debe conservarse en el frigorífico y consumirse en un plazo máximo de cuatro días. También en este caso se puede enriquecer con hierbas aromáticas, aceitunas, albahaca, guindilla o simplemente un poco de sal aromatizada.

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3. Ricota casera

La ricotta es un producto lácteo que, como su nombre indica, debe cocinarse dos veces. Esta doble cocción (ricotta) asegura el sabor característico y la consistencia típica de este queso; su peculiaridad depende del hecho de que se obtiene a partir del suero y no de la cuajada.

A diferencia de otros quesos, la ricota contiene pocas calorías y, por lo tanto, está indicada en muchas dietas; por su sabor neutro, se utiliza tanto en preparaciones saladas como dulces.

Ingredientes:
– 1 litro de leche entera;
– el jugo de un limón;
– 2 cucharaditas de nata al gusto.

Preparación
Verter la leche en un cazo y llevar a ebullición. Cuando la mezcla haya alcanzado la temperatura y haya formado abundante espuma por los lados, vierte el limón poco a poco y revolviendo frecuentemente con una cuchara de madera obtienes el requesón. En este punto se toman los coágulos de leche y se escurren en un colador o colador con pequeños agujeros, forrado con un paño.

Luego de que la mezcla tenga una consistencia compacta y granulosa, se coloca en un recipiente y, luego de haberla colocado en ambiente refrigerado, se deja reposar unas horas.
Para obtener un resultado óptimo, es necesario que la leche no supere la temperatura de 80 grados durante la cocción. Una buena sugerencia es sustituir el vinagre de vino o de arroz por limón, para disminuir la acidez del producto.

Dependiendo de los gustos personales, es posible dejar cierta cantidad de líquido dentro de la masa, en este caso la ricotta estará más húmeda y tendrá una consistencia cremosa.
También existe una variante vegana en la que se sustituye la leche entera por leche vegetal como la de soja o la de arroz, en estos casos el sabor del queso obtenido es significativamente diferente y se puede modificar añadiendo especias o hierbas al gusto.

Por último, hay que recordar que la ricota nunca debe colocarse en el congelador sino únicamente en el frigorífico y debe consumirse en los tres días siguientes a su preparación, ya que está sujeta a un rápido deterioro.

Coagulante Líquido Rappelli - Cuajo Vegetal
Coagulante para la elaboración de quesos (tanto frescos como de corta y media curación)

4. Requesón casero

El requesón casero se puede preparar usando cuajo y jugo de limón o vinagre como acidificante. Ingredientes: – un litro de leche entera; – 6 cucharadas de nata o 3 cucharadas de nata y 3 de leche; – 4 gotas de [easyazon_link identificador = ”B078HHSD1M” local = ”IT” nw = ”y” tag = ”kairos8806-21 ″] cuajo líquido [/ easyazon_link] o una cucharada de vinagre; – media cucharadita de sal.

Preparación
Luego de haber vertido la leche en una olla, calentar a fuego medio hasta una temperatura de 30 grados, luego de apagar el fuego agregar el cuajo (o vinagre), luego tapar la olla y dejar reposar por unas cuatro horas. La mezcla así obtenida debe cortarse con un cuchillo varias veces y ajustarse con sal.

Después de encender nuevamente la estufa y mezclar la mezcla, puede observar la separación del cuajo del suero. Filtrando la cuajada y dejándola escurrir un par de horas, procedemos a desmenuzar la mezcla con una cuchara de madera, obteniendo el requesón. El procedimiento es completamente similar si se usa vinagre o jugo de limón en lugar de cuajo.

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5. Queso feta casero

Con una consistencia decididamente sólida, el feta es un queso de origen griego que se puede comer solo o en deliciosas ensaladas de todo tipo o incluso para aderezar pastas.
Ingredientes:
– 3 litros de leche de cabra;
– una cucharada de yogur natural;
– media pastilla de cuajo disuelta en un vaso de agua.

Preparación
La leche de cabra debe calentarse hasta un máximo de 30 grados; después de apagar el fuego, se prepara por separado una mezcla compuesta por una cucharada de yogur y una cucharada de leche, que se vierte en la olla apartada del fuego.

Después de dejar enfriar durante aproximadamente una hora y de haber disuelto la pastilla de cuajo en agua, añadir todos los ingredientes, mezclando enérgicamente con unas varillas. En este punto es necesario dejar reposar la mezcla así obtenida durante toda la noche; a la mañana siguiente se observa la cuajada con una clara separación entre la parte sólida y el suero.

Tras los numerosos cortes de la cuajada y el posterior escurrimiento, se obtienen lonchas de producto que han emergido en la superficie y que tienden a endurecerse para ser definitivamente filtradas a través de un tamiz revestido de tela.
Después de que la cuajada haya eliminado todo el suero, se puede verter en un recipiente al que se le añade la sal.